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17 diciembre 2008

Crónicas de Lilith I

-Crónicas de Lilith I-


Amanecer de una consciencia.





Oscuridad, tinieblas y una voz susurrante, lejana que dulcemente animaba:
-Despierta mi niña… despierta por favor.- Y la oscuridad se desvaneció lentamente deslumbrándola un gran resplandor, que poco a poco fue menguando integrándose lo que acontecía ante ella. Pudo observar un miembro semioculto entre las sedosas sábanas, también una almohada que brotaba enormemente amenazadora y borrosa, que parecía atravesarla en su parte más cercana, totalmente nítida donde concluía. Más allá de la frontera de la cama en la que reposaba, pudo distinguir lo que parecía la esquina de una habitación con paredes de terciopelo rojo y, a menos de media altura, hermoso mármol con agradables tallados. Justo delante de ella, incrustada en esa magnifica pared, podía contemplar un amplio ventanal laminado con una vidriera de colores encendidos por la luz penetrante que impactaba sobre la cama.
Intuitivamente se incorporó poco a poco y todo lo que podía observar cobró de pronto mayor sentido, definitivamente se sentía más cómoda desde ese ángulo. Extrañamente todo le irradiaba una sensación familiar pero, como ella sospechaba y pudo comprobar al observar el resto de la espaciosa habitación, no tenía recuerdos de ella. De hecho, no podía explicarlo pero, aunque jamás había visto nada de lo que la rodeaba, tras el sentimiento inquietante de asombro, en su interior sabía como se llamaba cada objeto y su utilidad.

Más impacto le causó inclinar la mirada y descubrir que aquel miembro superior que había visto entre las sabanas había desaparecido. Ahora tendía de un cuerpo y al final de él se encontraba una mano y descansaba sobre unas piernas delgadas junto a otro brazo idéntico. Pero lo más increíble para ella era que, a continuación, le seguía un tronco de curvas delicadas que se le antojaba tan cercano y amenazador como en un principio la almohada, en su extremo más cercano y que también daba la sensación de atravesarla. Al alarmarse los brazos cobraron movimiento hasta que las manos agarraron el busto y así es como fue consciente de que esos miembros los podía manejar a su antojo y continúo explorando aquel interesante cuerpo.

Tan intuitivamente como al incorporarse se irguió sobre esas desconocidas piernas y contempló el ventanal de pie. Sintió placer al observar la luz que entraba y quedó fascinada por el relajante baile de las partículas de polvo que se hacían visibles en el interior del cálido haz. De nuevo intuitivamente dio un paso y, totalmente consciente, levantó el brazo con la mano abierta para sumergirla en la luz y apenas notó nada, tan solo calidez, le sorprendió que no fuera suave como lo habían sido las sábanas de seda pero algo la volvió a sorprender, observó la sombra que arrojaba, centrándose en la de su mano que al principio no cayó en la cuenta, pero los movimientos y evoluciones en forma y tamaño de la sombra variaban al mover ella el brazo y la mano. Cuando más le agradaba era cuando movía sus dedos.
Jugueteando de esta forma estuvo un rato, hasta que tuvo deseos de tocar la superficie de la ventana, para ello debía dar unos cuantos pasos más y al dar el tercero algo se movió a su izquierda y se llevó un tremendo susto girándose de golpe hacia esa zona de la habitación.
Quedó petrificada al ver lo que parecía otra ventana no muy grande, pero en esta, en vez de una vidriera, encerraba parte de una joven vestida con un fino camisón que la observaba fríamente inmóvil. Tenía las facciones suaves, ojos oscuros y pelo recogido y negro. También le agradaba el resto del cuerpo con esas curvas armoniosas, pero aún con esa imagen agradable le causaba inquietud su presencia.

Pensó que le gustaría saber quién era esa misteriosa joven y entonces vio como al mismo tiempo los labios de la joven de la ventana comenzaron a moverse y escucho:
-¿Quién eres tu? – Y ella notó algo extraño en su barbilla que le obligó a llevarse la mano a ella y quedó perpleja al agarrarse el mentón, tanto por las sensaciones de su mano como las de su barbilla. Y con esta postura volvió a levantar la mirada y contempló a la joven descubriendo que también se había llevado la mano a la boca y extrañada quiso contestarle a la pregunta de antes:
-No lo sé.- Afirmó y una vez mas se asombró, quedando aturdida porque vio y escuchó que la desconocida había dicho lo que ella misma estaba pensando, pero había sido ella quien deseó hacerlo, así que también podía hablar.

Continuó palpando hacia arriba y la joven aproximaba la mano hacia su nariz y se fue acercando a su imitadora, que por momentos parecía acercarse también y cuanto más se aproximaban reconoció la misma habitación detrás de la ventana de la desconocida, la misma cama, idénticas paredes, incluso el mismo ventanal con la misma vidriera.

Extendió los dedos para tocar a su burlona compañera y lentamente los aproximó recelosa hasta que en el mismo momento en que debería haberla tocado se topo con una fría superficie rígida e invisible. Pudo ver como la desconocida ponía cara de asombro y la miraba tan extrañada como se sentía ella.

Algo hizo conexión en su cabeza y relacionándolo todo llego a la conclusión de que esa joven, en realidad era ella misma y no una Mimo burlona. Entonces pivotó sobre si misma sin perder detalle de lo que veía reflejado descubriéndose completamente, entre otras cosas vio que el pelo que tenia recogido en una cola, era fino y aunque oscuro, también muy brillante y que además le llegaba casi a la cintura. Le encantaba, así que lo libero y con el pelo suelto se volvió a fijar en su rostro acercando su cara a la desconcertante superficie y perdiéndose en sus ojos exclamó suavemente:
- ¿Quién soy yo?- Y quedó en silencio meditando, como esperando que le contestara su propia imagen.

Fue en ese momento cuando reparó en que entre las dos había una mesa de madera noble muy elaborada con un mullido taburete rojizo a sus pies, y sobre la mesa un cepillo que parecía de plata con hermosos relieves y en la parte posterior, entre dos lunas, un nombre y unos dígitos que pronunció en voz alta.
- Lilith v2.8




FIN



Por Héctor Luna Algar 2005

(Copy Rite Rite Lo Ke Se Pario No Se Kite)

1 comentario:

Alice (A partir de ahora, Daría, si no te importa :) ) dijo...

El despertar de Lillith... Me ha gustado como has llevado el relato, como has impregnado de extrañeza cosas tan cotidianas.

En cuanto a la lectura, es rápido, no cansa al leerlo, y mira que el tema daba para mucho...

En fin, seguiré con ello, aunque mucho me temo que no lo terminaste, ¿cierto?.

Un abrazo.