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23 septiembre 2012

[Photoshop] The Dude at Game of Thrones / El Nota en Juego de Tronos

The Dude at Game of Thrones / El Nota en Juego de Tronos

Me cliquea el tobillo, me cliquea el tobillo.


 [No se si es un CUENTO CORTO o una TROCHADA ABSURDA y peligrosa]




— Me cliquea el tobillo. ¿A ti te cliquea el tobillo?

— Nop, creo que no me cliquea el tobillo.

— ¿Estas segura? Será mejor que lo compruebes. Quizás creas saber que no te cliquea el tobillo, pero solamente ignores que te cliquea el tobillo.

— A ver.. no.. creo.. no, no me cliquea el tobillo. Pero hubo una vez que me cliqueó el tobillo. ¿Desde cuando te cliquea el tobillo?

— Desde hace un par de días. Pensé que ya no me cliqueaba el tobillo, pero resulta que si. Menos mal que no me duele el tobillo, y solo me cliquea.

— Yo pensé lo mismo. A veces echo de menos que me cliquee el tobillo. Sobre todo cuando me duele.

— Lo peor es que ahora que me cliquea el tobillo no se si molo más y soy más exclusivo.. o por el contrario.. soy más patetico y marginal.

— ¿Sabes que haría Gandalf si le cliqueara un tobillo?

— No. Pero sé lo que harían Sam y Legolas si a Gandalf le cliqueara un tobillo.

— ¿Es que nunca podemos hablar como dos adultos? Diría que..

— ¡Calla! ¡No digas nada! ¡solo bésame las barbas!

— Eres idiota.

— Quería decir que mientras me cliquee el tobillo.. me limitaré a disfrutarlo mientras dure.

— Pero eres idiota.

—  Hmmm.. he visto demasiados capítulos de "El mentalista" cuando no me cliqueaba el tobillo como para no ver lo que sucede aquí.

— Lo que decía, idiota redomado vamos.

— Tú estas celosa. Tanta hostilidad gratuita.. tanto rencor por parte de un tobillo que no cliquea.. es cosa clara.

— ¿Celosa yo? ¡Menudo atontao!

— El el fondo de tu alma sabes que es cierto. En las entrañas de ese tobillito precioso, pero mudo. ¡No finjas más! Libérate con la verdad.

— Tienes razón. ¡Lo admito! ¡Si! Estoy celosa. Todo era mejor cuando me cliqueaba el tobillo. Cada noche me acuesto rogando para que me vuelva a cliquear el tobillo como en aquella época dorada. Y cada mañana la misma desgracia. Ese terrible vacío. Ese desgarrador silencio en el tobillo de nuevo.

— ¡No está todo perdido amor! Piensa.. piensa en que el universo aunque te espera para ser rebelado, no tiene nada que ofrecerte que ya no esté en tu preciosa cabeza desde siempre. Tú.. ¡eres el universo! todo lo demás son escenarios donde interpretar las partituras con las que vas tropezando. Pero tú querida, en tu cabeza, encierras toda la música posible.

— Entonces.. ¡también llevo el clicqueo conmigo! Ahora que soy consciente.. de que el cliqueo me acompaña..

— Pero un cliqueo de tobillo no es moco de pavo. Me temo que no será fácil ni rápido. No estamos hablando de sangre de unicornio, ni tinta de impresora, ni de la madre de todas las hidromieles más dulzona de los mundos. Ojalá fuera tan sencillo.

— Da igual, lo conseguiré. Se que lo conseguiré. ¡Y volveré a ser feliz como en los buenos tiempos! ¡Los tiempos del cliqueo o nada! Porque ahora sé.. que nunca me abandonó. Ha estado siempre conmigo. ¡Soy tan feliz!

— Oye, ¿A ti también te tira de la sisa la camisa de fuerza? Me tiene frito. Oy oy oy como me cliquea el tobillo. Da gusto verlo.



FIN


By Héctor Luna Algar  2012

02 septiembre 2012

Sol Nocturno. [El niño en la playa, que obsesionado, viajó a la Luna.]




Allí estaba de nuevo ante mi cómplice neutral..
daba lo mismo que contemplara buenas o malas acciones,
mis noches inolvidables de regocijo, terror o remordimiento.
Siempre la misma cara. Completa. Sin estúpidas y vacías sonrisas de gato.

Y me acordé de la historia del niño en la playa, que obsesionado, viajó a la Luna.
No estaba tan alta, y sobre el mar su golosa y titilante camino de plata..
le llamaba sin decirle nada. A gritos. Pero solo en su mirada. Escuchar..
Escuchaba risas apartadas, olas, viento.. y el crepitar de las estrellas que,
enmudecían solo por algunas nubes perdidas. Prisioneras del viento.En fin, el camino estaba claro a pesar de lo vivas que estaban las aguas.No estaba tan lejos. Apretaba la mirada y veía el final del camino con ella aguardando.
Impaciente y alegre. Se denudó por educación para reunirse con su nuevo amor..
Y sintió el frio. Era un camino gélido pero poco a poco ya no sentía nada.
Primero caminó tiritando apartando con las manos las blancas chispas de la senda.
Después a brazadas y el vaho de su aliento. Miraba atrás y ya había recorrido mucho camino.No faltaría mucho se dijo, mientras observaba la orilla alejada y el calor del gentío asomando..
entre la arena y las rocas, en un fuego de luces y alboroto. ¿Donde había ido la música? se preguntó.
Da lo mismo, ya tengo que estar cerca, se respondió.Y así el niño nado y nadó, tan lejos que de su propio cuerpo escapó. Observó a su hermano exhausto..
flotando a la deriva boca abajo. Y al fin lo consiguió. Visitó la Luna, solo para comenzar, y cualquier lugar que eligió.Eso cuenta la historia. Pero yo creo que sigue prisionero, atrapado en su playa, buscando y llamando a sus padres..
Asustando sin querer a desconocidos y parejas que se pierden a sabiendas. No creo que sea una historia bonita..
ni tan alegre, ni tan feliz.
Lo cierto es que me aterra, igual que cuando la miro a ella. Veo una sirena sin piedad, que castiga sin decir palabra.
Ahora la observo como aquel crio. Me tienta su camino, danzante y brillante, hipnótico. Como ascuas bajo el agua..
que conducen a un infierno helado, incompatible con la vida. Con la vida que conocemos ignorantes de casi todo.
Contemplo a mi cómplice incondicional y en mi mente se forma la pesadilla, pensando lo que puede pasar..
mis piernas endebles se desprenden del suelo ante la crecida gravitacional de aquel agujero blanco en el cielo.
Saldré despedido cayendo como una piedra al cielo y una de dos, con mi suerte, o me comeré ese pedazo de roca,
como un bólido de carne y huesos, salpicando con mi alma pulverizada el resto de marcas. O moriré lentamente..
empalado por esa barbaridad de afiladas y punzantes estrellas. Puede que consiga esquivar algunas, pero siempre..
hay infinitas esperando.. su abrazo anhelado, con el amor irracional de una princesa recluida. Abandonada. Rabiosa..
Y castigada. Envidiosa de sus hermanas, colérica de que sus destinos puedan ser distintos al suyo.Que piedad les sonría.
En vez de alegrarse por ellas.
Y yo deseo viajar libre y visitarlo todo a voluntad más que cualquiera. Pero tengo que aguardar.. echarle paciencia..
mi momento llegará. Ahora que comprendo, la sirena de los cielos me sonríe por primera vez.. sinceramente.
Sus ojos encierran un reto ancestral. Leo claramente en su fría mirada.. la paciencia es finita.. y ella, aunque preciosa..
y misteriosa.. mucho, mucho, mucho más vieja.


2012
By Héctor Luna Algar